domingo, 31 de mayo de 2015

Un cafecito con leche




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    Marly Mazzei E/CS

    Venezuela es un país de gente trabajadora, que a pesar de las necesidades siempre tiene buen humor ante cualquier dificultad.


    En consecuencia de la escasez que estamos padeciendo todos los venezolanos, hay unos que sufren por esta situación y otros que son beneficiados, las dos caras de la moneda. ¿Por qué? Pues hay personas que hacen larguísimas colas de 3 horas o más, unas porque lo necesitan de verdad y otras para revender los productos adquiridos hasta tres veces más de lo que cuesta, como: leche, jabón, harina, lavaplatos, papel tole entre otros, para algunos es una desgracia, para otros  un completo negocio.


    Escuchando la historia de mi vecina se las comparto, Marí tiene 8 meses de embarazo, los miércoles hace cola para comprar pañales, pues ese día es el que le toca por su terminal de número de cédula, me contó que:


     “Nunca me ha gustado hacer cola, pero ya me falta poco para parir, no me toca de otra, después de hacer una cola de más de 4 horas se me había olvidado el eco del embarazo y ya no me iban a vender pañales, tuve que hablar con una guardia menos mal era mujer, le dije que si quería me tocará la barriga para que verifica mi embarazo, porque después de haber estado tanto tiempo en la cola no era justo que no pudiera comprar pañales, gracias a Dios compré, y los que habían eran xxg, los usará cuando camine, pero no importa (risas) ”.


    Es así como los venezolanos viven día a día, unos prefieren hacer cola para comprar los productos de la cesta básica al precio regulado, otros optan por comprárselo a los revendedores, más caros, pero no les importa con tal de no hacer cola.


    Las colas se prestan para diferentes cosas, hay unos que hacen amistades porque ya es frecuente verse en las colas, otros que consiguen con quien hablar para quejarse de la ineficiencia del gobierno o para dialogar de la supuesta “guerra económica”.


    En la espera para cancelar unos productos en Farmatodo, el señor que iba atrás de mí, mirando la cola que había al lado esa era la del número de cédula, se puso a platicar conmigo de la situación del país: “No es posible que Venezuela siendo un país rico en petróleo tengamos que estar pasando por estas carencias es deprimente esta situación, a mí no me gusta hacer cola, prefiero pagar un poco más por lo que necesito. Me he quedado loco, una secretaria de un consultorio médico tenía leche, me ofrecí a comprársela y me dijo: ¡claro pero se la vendo a 400 bolívares! Y así la compré. El bachaqueo se ha ido hasta las clínicas. Es increíble. Pero:¿ como hace uno, si a veces hace falta el cafecito con leche? dijo.




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