Un
cafecito con leche
Marly Mazzei E/CS
Venezuela es un país de gente trabajadora,
que a pesar de las necesidades siempre tiene buen humor ante cualquier
dificultad.
En consecuencia de la escasez que estamos
padeciendo todos los venezolanos, hay unos que sufren por esta situación y
otros que son beneficiados, las dos caras de la moneda. ¿Por qué? Pues hay
personas que hacen larguísimas colas de 3 horas o más, unas porque lo necesitan
de verdad y otras para revender los productos adquiridos hasta tres veces más
de lo que cuesta, como: leche, jabón, harina, lavaplatos, papel tole entre
otros, para algunos es una desgracia, para otros un completo negocio.
Escuchando la historia de mi vecina se las
comparto, Marí tiene 8 meses de embarazo, los miércoles hace cola para comprar
pañales, pues ese día es el que le toca por su terminal de número de cédula, me
contó que:
“Nunca me ha gustado hacer cola,
pero ya me falta poco para parir, no me toca de otra, después de hacer una cola
de más de 4 horas se me había olvidado el eco del embarazo y ya no me iban a
vender pañales, tuve que hablar con una guardia menos mal era mujer, le dije
que si quería me tocará la barriga para que verifica mi embarazo, porque
después de haber estado tanto tiempo en la cola no era justo que no pudiera
comprar pañales, gracias a Dios compré, y los que habían eran xxg, los usará
cuando camine, pero no importa (risas) ”.
Es así como los venezolanos viven día a
día, unos prefieren hacer cola para comprar los productos de la cesta básica al
precio regulado, otros optan por comprárselo a los revendedores, más caros,
pero no les importa con tal de no hacer cola.
Las colas se prestan para diferentes cosas,
hay unos que hacen amistades porque ya es frecuente verse en las colas, otros
que consiguen con quien hablar para quejarse de la ineficiencia del gobierno o
para dialogar de la supuesta “guerra económica”.
En la espera para cancelar unos productos
en Farmatodo, el señor que iba atrás de mí, mirando la cola que había al lado
esa era la del número de cédula, se puso a platicar conmigo de la situación del
país: “No
es posible que Venezuela siendo un país rico en petróleo tengamos que estar
pasando por estas carencias es deprimente esta situación, a mí no me gusta
hacer cola, prefiero pagar un poco más por lo que necesito. Me he quedado loco,
una secretaria de un consultorio médico tenía leche, me ofrecí a comprársela y
me dijo: ¡claro pero se la vendo a 400 bolívares! Y así la compré. El bachaqueo
se ha ido hasta las clínicas. Es increíble. Pero:¿ como hace uno, si a veces
hace falta el cafecito con leche? dijo.
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